sábado, 24 de agosto de 2019

Zapatistas y López Obrador: visiones contrapuestas


La geopolítica, asociada a las rivalidades de poder en el territorio, puede ser vista desde cuatro perspectivas: como una realidad, como una disciplina, como una visión y como una estrategia. Como una visión significa que determinado espacio o territorio puede ser concebido o visualizado de manera distinta  por diferentes grupos humanos. Es decir, cada grupo humano tiene un criterio diferente con relación al uso o destino que se le debe dar a un espacio o territorio.

Zapatistas y López Obrador: visiones contrapuestas


En México, el país, hay un caso interesante, que ilustra muy bien lo dicho en el párrafo anterior. Se trata de las rivalidades de poder que existen en el territorio del sureño estado de Chiapas,  entre el gobierno que preside Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Cada bando, por decirlo así, tiene una visión diferente con relación al uso  o destino que se le debe dar al territorio chiapaneco habitado por las comunidades de las etnias indígenas de los tojolabales, tzeltales, mames, tzotziles, choles y zoques.

El caso es que,   el EZLN, desde comienzos de 1994, viene impulsando y gestionando una suerte de proceso de autonomía y resistencia en las comunidades indígenas de Chiapas, lo cual se ha traducido en formas organizativas que han cristalizado en los llamados Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ),  con sus Juntas de Buen Gobierno,  y en los denominados Caracoles. Por su parte, el gobierno de AMLO  ha lanzado el ambicioso proyecto conocido como Tren Maya, que tendría un impacto  destructivo —dice el EZLN—  desde el punto de vista ecológico y cultural en el territorio indígena de Chiapas.

A todas éstas, cuando el gobierno de AMLO  se encamina ya a cumplir su primer año de gestión, los dos factores en conflicto han movido las piezas en este pequeño ajedrez territorial. AMLO ha estado de visita en Chiapas y ha pisado territorio zapatista, promocionando sus  programas sociales en materia de salud y educación,  destinados a la población más pobre, mientras que el EZLN ha anunciado la creación de nuevos MAREZ y nuevos Caracoles, para ampliar así su dominio territorial en parte del  sureste mexicano. Las visiones están claras, es hora de las estrategias. Chiapas será noticia.

Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve

lunes, 12 de agosto de 2019

La Ruanda del siglo XXI

En alguna oportunidad Paul Kagame, el presidente de la República de Ruanda, dijo: “La África que nosotros deseamos es claramente visible en el horizonte. Y hoy, más que nunca, de igual manera, es visible el camino que nosotros recorreremos juntos para alcanzar ese objetivo”.



La Ruanda del siglo XXI

 
Lo dicho por Paul Kagame, más que un simple pensamiento, espera convertirse  en realidad en la República de Ruanda, ese pequeño país cuyo montañoso territorio apenas supera los 26.000 km², pero que no se hace escaso para albergar a por lo menos 13 millones de habitantes, esparcidos a razón de 500 habitantes por kilómetro cuadrado.

Y es que Ruanda, su liderazgo, su pueblo, su sociedad, después de haber dejado  atrás un traumático siglo XX, ha decidido avanzar hacia el futuro por la senda del desarrollo. Bajo la conducción de Paul Kagame, presidente de Ruanda desde el año 2000, los ruandeses han vivido años de estabilidad política, integración interétnica, crecimiento económico, empoderamiento de las mujeres, reducción de la pobreza, mejoras en la infraestructura, beneficios en educación, salud y deporte, y acceso a la tecnología.

Potenciando sus recursos turísticos, agrícolas y mineros, e incorporando inversión extranjera y tecnología, los ruandeses están mostrando avances de interés, que se han constituido en una llamativa referencia para África y el resto del mundo en desarrollo. El fuerte liderazgo de Kagame, apoyado por el Frente Patriótico de Ruanda, que puede proyectarse en el tiempo por unos diez años más, parecen ser la garantía de que Ruanda se mantendrá por el sendero más conveniente para su desarrollo.

Paul Kagame ejerce un liderazgo supremo en la sociedad ruandesa, basado en su experiencia militar, en el dominio de varias lenguas y en un manejo amplio para relacionarse internacionalmente. Utiliza el kiñaruanda para relacionarse directamente con el pueblo ruandés, el suajili cuando se trata de visitar los países de la Comunidad de África del Este y el inglés cuando acude a participar en reuniones de organismos internacionales o con líderes de Estados Unidos, Alemania, Francia o Israel. El siglo XXI seguirá avanzando y Ruanda espera no perderle el paso.

Por Alfredo Portillo

lunes, 5 de agosto de 2019

Geopolítica de las lenguas en Ruanda


La República de Ruanda es un caso, desde el punto de vista de la geopolítica de las lenguas, por demás interesante. Cuatro lenguas figuran como oficiales, en un país de relieve montañoso, con una extensión territorial  que apenas  supera los  26.000 km² y con una población cercana a los 13 millones de habitantes: el kiñaruanda, el suajili, el inglés y el francés forman un sistema de lenguas con funciones específicas, que hacen parte también de las rivalidades de poder en el territorio ruandés.

Geopolítica de las lenguas en Ruanda


El kiñaruanda, lengua bantú hablada por la etnia bañaruanda, fue sistematizada a comienzos del siglo XX por los misioneros católicos de habla francesa que llegaron a territorio ruandés, siendo utilizada por éstos para difundir el catolicismo entre los habitantes locales. En la actualidad el kiñaruanda es la lengua nacional de Ruanda y es utilizada en el sistema educativo en los tres primeros  años de primaria, además de servir como elemento cohesionador de los ruandeses.

Por su parte el suajili, también una lengua bantú, tiene una fuerte presencia en Ruanda,  debido al proceso de difusión que ha tenido esta lengua en la región de África oriental, ya que sirve principalmente como lengua vehicular en el pequeño y mediano comercio. Además, el suajili es lengua oficial  de la Comunidad de África del Este,  integrada por Kenia, Uganda, Tanzania, Burundi, Ruanda y Sudán del Sur.

En el caso del inglés, esta lengua ha sido literalmente impuesta por el Frente Patriótico Ruandés, el partido político que gobierna en Ruanda, después que tomó  el poder y pacificó el país en 1994. Esto ha implicado la utilización del inglés en el sistema educativo de los ruandeses desde el cuarto grado de educación primaria hasta la universidad. Los estrechos lazos con países como Uganda, Tanzania, Kenia, Australia, Estados Unidos y Gran Bretaña, y con un presidente anglófilo como lo es Paul Kagame, Ruanda apuesta a avanzar hacia la superación  del subdesarrollo científico-tecnológico de la mano del inglés.

Finalmente, el francés, la lengua colonial heredada de los misioneros francófonos, ha perdido  influencia en la sociedad ruandesa, debido a la relación que se ha establecido entre la herencia colonial, la complicidad de Francia en el genocidio ocurrido en 1994 y el fortalecimiento tanto del kiñaruanda como del suajili y el inglés en el territorio ruandés. 

Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve

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