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lunes, 11 de abril de 2022

Geopolítica sobre los escombros de la Unión Soviética

La televisora alemana DW ha difundido un documental titulado “Geopolítica sobre los escombros de la Unión Soviética”, que explica, de manera resumida, el proceso geopolítico que se desató (y continúa en la actualidad) en los territorios de lo que fue la Unión Soviética, una unidad geopolítica que existió como tal entre 1922 y 1991, y que llegó a ocupar una extensión territorial de más de 22 millones de kilómetros cuadrados, habitada  por casi 300 millones de seres humanos. 


 

El contenido del documental de la DW cobra importancia en la actualidad, por el momento que se vive a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, que no es sino un episodio más del proceso geopolítico que se desató con la disolución de la Unión Soviética. ¿Qué hacer ahora es la pregunta que se hicieron en ese momento los pueblos y gobernantes de los países que conformaban la Unión Soviética? Comenzando por los 25 millones de rusohablantes que, de la noche a la mañana, se vieron en la situación de ya no tener la nacionalidad soviética, ni rusa, sino estonia, lituana o ucraniana.

En apenas 30 años son muchos los cambios que se han producido. Los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) miraron hacia el oeste, hacia Europa, hacia la Unión Europea y hacia la OTAN, para alejarse de Rusia. En tanto que los países de Asia Central (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenikstán y Uzbekistán) han procurado reafirmarse en sus particularidades identitarias de carácter étnico, lingüístico y religioso, basculando entre la influencia de Rusia y la influencia de China.

Y para terminar de armar este rompecabezas, los países caucásicos (Armenia, Azerbaiyán y Georgia), con sus conflictos internos y entre sí, moviéndose entre el Mar Negro y el Mar Caspio, debatiéndose entre la influencia de Rusia y la influencia de Turquía. Para completar con Bielorusia y Ucrania, donde se decide la razón existencial de Rusia.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

lunes, 18 de enero de 2021

El difícil tránsito hacia la Unión Económica Euroasiática

La Unión Soviética fue una  unidad geopolítica que  estuvo conformada por 15 repúblicas socialistas federadas, repartidas en una extensión territorial  de 22.400.000 kilómetros cuadrados. Su disolución formal ocurrió entre marzo de 1990 y diciembre de 1991, lo que significó la independencia política de esas 15 repúblicas. 


Comenzaba entonces un nuevo proceso de cara al futuro, para, durante los siguientes años, rearmar ese rompecabezas que explotó hecho pedazos. Rusia, al mando del proceso, tenía la inmensa responsabilidad de llevar a cabo esa ciclópea tarea. ¿Cuánto se ha avanzado? Algunos datos al respecto son aportados por Philippe Conte en su artículo “De  la  CEI  à l’UEE.  Vers  une  intégration  économique  dans  l’espace  postsoviétique ? “ , recientemente publicado en www.diploweb.com.

El primer paso que se dio fue crear en 1991 la Comunidad de Estados Independientes, por parte de 11 de las 15 exrepúblicas soviéticas: Armenia, Azerbaiyán,  Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán. Los tres estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) tomaron rumbo propio y giraron hacia Europa. Georgia, sumida en un conflicto interno, se afilió posteriormente. Como experiencia de reintegración no fue exitosa desde el punto de vista económico. Eso llevó a Bielorrusia, Rusia y Kazajistán a lanzar en 1995 una iniciativa de unión aduanera, a la  cual se afiliaron, al siguiente año,  Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán.

Posteriormente, en el año 2000 se conformó la Comunidad Económica Euroasiática, integrada por Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán, a la cual se sumó luego Uzbekistán. Este organismo estuvo en funciones hasta el año 2014. Por su parte, en paralelo, en el año 2010,  Bielorrusia, Kazajistán y Rusia crearon la Unión Aduanera Euroasiática, que derivó luego, en el año 2012, en el Espacio Económico Euroasiático, como mercado común.

A todas estas, ya con Ucrania cada vez más europeizada y distante del mundo exsoviético, por el  asunto de Crimea como una de las razones,  Bielorrusia, Kazajistán y Rusia se enfilaron hacia la conformación en el año 2015 de la Unión Económica Euroasiática, atrayendo luego  a sus predios a Armenia y Kirguistán, para llegar a comienzos de este año 2021 a representar una unidad geopolítica con una extensión de 20 millones de kilómetros cuadrados, 184 millones de habitantes y un PIB de 1.882 millones de dólares, para rivalizar, y para cooperar al mismo tiempo, con la Unión Europea y con China, para construir el mundo euroasiático del futuro.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

 

 

miércoles, 2 de enero de 2019

Mandarinas: el conflicto entre Abjasia y Georgia llevado al cine

En el territorio de lo que actualmente es  la República Autónoma de Abjasia, ubicada al occidente de Georgia, y limitando con Rusia y el Mar Negro, se producen anualmente más de 30 mil toneladas de mandarinas, las cuales, en su mayor parte, van con destino al mercado ruso. En dicho territorio se libró una guerra durante los años 1992  y 1993,  entre separatistas abjasios y tropas georgianas. A ese conflicto se le ha denominado la guerra de los cítricos.



Algunos de dichos acontecimientos fueron llevados al cine a través de la película “Mandarinas”, una producción estonia-georgiana del año 2013 que recientemente tuve la oportunidad de ver. Con la dirección y guión de Zaza Urushadzey las actuaciones principales de Lembit Ulfsak, Elmo Nüganen, Giorgi Nakashizde y Misha Meskhi, esta película fue nominada a los Premios Oscar y Globos de Oro como mejor película de habla no inglesa, galardonada como mejor película de habla no inglesa de los Satellite Awards y como mejor película europea de los Premios Gaudí.

El conflicto abjasio-georgiano es uno de los tantos conflictos (algunos no resueltos) que se desataron a raíz de la fragmentación de la antigua Unión Soviética, como producto de las reivindicaciones territoriales y de autonomía que numerosos pueblos, especialmente de la región del Cáucaso, esgrimieron para hacer valer sus derechos históricos y políticos. En el caso de lo que muestra la película “Mandarinas”, los abjasios demandaban autonomía política y reafirmación étnica, por lo que arremetieron principalmente contra personas de origen georgiano y estonio que habitaban en su territorio.

Uno de los pasajes más interesantes de la película muestra la actitud de dos ciudadanos de origen  estonio, cultivadores de mandarinas, quienes, en medio de las refriegas, acogen en su casa a dos combatientes heridos, uno checheno que luchaba  del lado de los abjasios, y otro georgiano, a quienes les curan las heridas, hacen que dialoguen y se entiendan, haciéndoles reflexionar sobre lo absurdo de esa guerra.

Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve

lunes, 5 de marzo de 2018

Geopolítica de la revolución verde urbana

En medio  de las permanentes rivalidades de poder en el territorio, es decir, en medio de la dinámica geopolítica entre Estados, países, gobiernos, sociedades o grupos humanos, a menudo se presentan situaciones y coyunturas que ameritan determinadas respuestas, a fin de sortear amenazas y vulnerabilidades que pueden dar al traste con proyectos de evolución y desarrollo. Este es el caso de la coyuntura que tuvo que enfrentar la República de Cuba, a raíz de la disolución de la Unión Soviética a comienzos de la  década de los noventa del siglo XX, lo que significó para la sociedad cubana una merma considerable en el acceso a bienes y servicios provenientes del bloque comunista.

Geopolítica de la revolución verde urbana


Ante las dificultades que comenzaron a enfrentar para poder producir alimentos, especialmente de origen agrícola, el gobierno y la sociedad cubana optaron por desarrollar el proyecto de agricultura urbana en las diferentes ciudades de la isla. Esta experiencia está muy bien ilustrada en tres videos que pueden ser vistos en YouTube, bajo el título de “Révolution Verte Urbaine”, con audio en español y con subtítulos en francés.
Entre lo que destaca del contenido de los videos está el hecho de que eso fue posible gracias a algunas fortalezas que tenían el gobierno y la sociedad cubana, y que se tradujo en la posibilidad de  implementar un modelo productivo agrícola urbano que combinó, por un lado, los resultados de las investigaciones de la comunidad científica cubana en materia de agricultura orgánica y agricultura ecológica, y por otro lado, la capacidad organizativa y de trabajo de la sociedad cubana, para obtener  resultados exitosos. Es decir, se combinó el conocimiento con la disciplina, dos fortalezas de las que  adolecen muchos gobiernos y sociedades, y que son fundamentales para enfrentar coyunturas geopolíticas exigentes.

Por Alfredo Portillo

alportillo@ula.ve

miércoles, 25 de enero de 2017

Camboya: de la destrucción al renacimiento

Al sur de la península Indochina se encuentra Camboya, un país cuyo territorio, al ser representado sobre un mapa, muestra una forma semicircular. Sobre sus 185.035 km2habitan unos 15 millones de seres humanos, la mayoría perteneciente a la etnia de los jemeres y religiosamente budista. Camboya está rodeado por Laos al norte, Tailandia al noroeste y Vietnam al sureste, teniendo como vía de escape las aguas del Golfo de Tailandia al sur.

Camboya: de la destrucción al renacimiento

Cuando se ven las cifras que indican que Camboya tiene un Producto Interno Bruto de 30 mil millones de dólares, y un Índice de Desarrollo Humano de 0,555, y se relacionan con el período histórico que va de 1950 a 1990, se puede decir con seguridad,  que este país del sudeste asiático ha transitado de la destrucción al renacimiento. A pesar de que sigue siendo un país muy pobre, cuenta con un potencial agrícola, hidroeléctrico y turístico que representa una base sólida para su futuro desarrollo.
No hay que olvidar que Camboya fue colonia de Francia desde finales del siglo XIX hasta 1953, año en que logró la independencia. Desde entonces y durante varias décadas, el territorio de Camboya fue objeto de disputa, tanto por parte de actores internos, como por la participación de sus vecinos Tailandia y Vietnam, y de potencias extranjeras como la Unión Soviética, China y Estados Unidos.
El territorio de Camboya sufrió las secuelas de los bombardeos de la aviación estadounidense, la lucha interna por el poder entre las fuerzas monárquicas y las fuerzas comunistas, la intensa destrucción de bienes y seres humanos durante el régimen de los Jemeres Rojos (Khmers Rouges) de Pol Pot y la invasión por parte de fuerzas vietnamitas. Aún así, Camboya, la nación de los milenarios jemeres (khmers), se asoma al mundo.

Por Alfredo Portillo

alportillo@ula.ve
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