miércoles, 20 de abril de 2022

Un enclave geopolítico llamado Kaliningrado

Un enclave es un territorio que, perteneciendo a un Estado, se encuentra en el territorio de otro Estado. Este es el caso de Kaliningrado, el cual pertenece a Rusia, pero se encuentra rodeado por territorio de Lituania, por territorio de Polonia y por  aguas del Mar Báltico. De hecho, está separado de la frontera rusa por más de 300 kilómetros en línea recta.

 


Este enclave, Kaliningrado, es un buen ejemplo de cómo la función de un territorio cambia a lo largo del tiempo, en razón de los cambios que se producen en su contexto geográfico y en su contexto geopolítico.

Como resultado del Tratado de Postdam, acordado en 1945 entre el Reino Unido, la Unión Soviética y Estados Unidos, Kaliningrado pasó a ser territorio soviético, en el contexto de lo que fue el Bloque del Este, o Bloque Comunista, durante el período de la Guerra Fría, que se prolongó hasta el año 1991. Se puede decir que durante ese período de tiempo (1945-1991), Kaliningrado se sentía en familia.

Con el desmembramiento de la Unión Soviética, la situación comenzó a cambiar, y la función e importancia de Kaliningrado (ya como parte de Rusia) comenzó a ser otra. La incorporación a la Unión Europea (UE) y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de Polonia y Lituania, provocó que el enclave llamado Kaliningrado quedara atrapado, y ya no tan en familia.

A partir de ese momento, Kaliningrado adquirió una importancia eminentemente militar, al convertirse en la sede de la flota rusa del Mar Báltico, y base de misiles rusos enclavados en territorio de la UE y de la OTAN. Ahora, a raíz del actual conflicto entre Rusia y Ucrania, la función e importancia de Kaliningrado adquiere otro carácter. Por eso, cuando Suecia y Finlandia anuncian que están considerando la posibilidad de incorporarse a la OTAN, las aguas del Mar Báltico se remueven y se enturbian.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

lunes, 11 de abril de 2022

Geopolítica sobre los escombros de la Unión Soviética

La televisora alemana DW ha difundido un documental titulado “Geopolítica sobre los escombros de la Unión Soviética”, que explica, de manera resumida, el proceso geopolítico que se desató (y continúa en la actualidad) en los territorios de lo que fue la Unión Soviética, una unidad geopolítica que existió como tal entre 1922 y 1991, y que llegó a ocupar una extensión territorial de más de 22 millones de kilómetros cuadrados, habitada  por casi 300 millones de seres humanos. 


 

El contenido del documental de la DW cobra importancia en la actualidad, por el momento que se vive a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, que no es sino un episodio más del proceso geopolítico que se desató con la disolución de la Unión Soviética. ¿Qué hacer ahora es la pregunta que se hicieron en ese momento los pueblos y gobernantes de los países que conformaban la Unión Soviética? Comenzando por los 25 millones de rusohablantes que, de la noche a la mañana, se vieron en la situación de ya no tener la nacionalidad soviética, ni rusa, sino estonia, lituana o ucraniana.

En apenas 30 años son muchos los cambios que se han producido. Los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) miraron hacia el oeste, hacia Europa, hacia la Unión Europea y hacia la OTAN, para alejarse de Rusia. En tanto que los países de Asia Central (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenikstán y Uzbekistán) han procurado reafirmarse en sus particularidades identitarias de carácter étnico, lingüístico y religioso, basculando entre la influencia de Rusia y la influencia de China.

Y para terminar de armar este rompecabezas, los países caucásicos (Armenia, Azerbaiyán y Georgia), con sus conflictos internos y entre sí, moviéndose entre el Mar Negro y el Mar Caspio, debatiéndose entre la influencia de Rusia y la influencia de Turquía. Para completar con Bielorusia y Ucrania, donde se decide la razón existencial de Rusia.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

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