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miércoles, 30 de julio de 2025

Cuba: el regreso del arroz

 El arroz es uno de los alimentos fundamentales para la seguridad alimentaria a nivel mundial, estimándose su producción anual en 780 millones de toneladas, destacando como países líderes en esa producción China, India, Indonesia, Bangladés y Vietnam. Se puede decir que el arroz, junto con el maíz y el trigo, sustenta en buena medida a la humanidad toda.

Cuba: el regreso del arroz

En América Latina y el Caribe el arroz es un componente esencial en la dieta alimenticia, figurando entre los más consumidores de este alimento países como Brasil, Perú, Colombia y México. En este renglón también destaca Cuba, cuyo consumo per cápita anual se estima en 60 kilogramos, por lo que la demanda nacional está por el orden de las 600 mil toneladas al año.

En el caso de Cuba, la situación en torno al arroz ha estado complicada durante los últimos años, como parte de la crisis de producción agrícola en este país caribeño, debido, entre otras razones, a la falta de insumos como fertilizantes y semillas. De hecho, en el año 2024 la producción de arroz en Cuba fue de apenas 80 mil toneladas, por lo que se ha tenido que recurrir a la importación de este rubro.

En vista de lo anterior, y para intentar revertir esta situación adversa, el gobierno de Cuba tomó la decisión de ceder, por un lapso de tres años, a la empresa vietnamita Agri VMA,  una extensión inicial  de 308 hectáreas en la provincia de Pinar del Río, para la producción de arroz. Y ya los resultados positivos comienzan a verse. En las primeras 44 hectáreas se han producido 296 toneladas de arroz, lo que equivale a 6,75 toneladas por hectárea. La idea es llegar a la tasa de producción en Vietnam, que es de 8 toneladas por hectárea, en una extensión territorial que irá aumentando progresivamente. De esta manera, un país del sudeste asiático hace presencia efectiva en un país caribeño, en estos tiempos de vertiginosa dinámica geopolítica.

 

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

martes, 18 de febrero de 2025

Un mundo en transición

 La transición es, de manera general, el cambio significativo que en un período de tiempo determinado se produce en una realidad, como resultado de procesos de cambio en los elementos que componen dicha realidad. Se tiene entonces una nueva realidad.

Un mundo en transición


La transición geopolítica, haciendo comparación con el párrafo anterior, viene a ser el cambio significativo que se produce en el contexto de las rivalidades de poder en los territorios, a diferentes escalas, desde la microescala (aldea) hasta la macroescala (continente-mundo).

En estos días que corren, del primer trimestre del año 2025, se comienzan a ver los primeros rasgos de una nueva realidad geopolítica. El resultado de un proceso de transición que se ha venido dando en diferentes lugares del mundo, se está reflejando en un nuevo mapa, con cambios en los protagonistas principales.

La Europa que se lanzó a la conquista del resto del mundo, que logró someterlo y reconfigurarlo, está cediendo paso, para desempeñar ahora, roles secundarios. Nuevos actores se suben al escenario para vocear sus parlamentos, con fuerza y estridencia.

El continente africano, con sus 54 Estados independientes, y sus ya más de 1.500 millones de habitantes, con sus economías en desarrollo que han dado importantes pasos, se presenta, en buena medida, como el mundo del futuro. Lo mismo vale para el mundo árabe-persa musulmán del Medio Oriente, rico en recursos energéticos.

Y qué decir de la India, Pakistán y Bangladesh, entremezclados en el hinduismo y el islamismo, que en conjunto alcanzan ya los 2.000 millones de habitantes; o todo ese mosaico etno-lingüístico que constituye el sudeste asiático, con Indonesia a la cabeza.

En fin, un mundo en transición que se reconfigura en múltiples polos, que estira los brazos para sostenerse los unos a otros, para forjar el equilibrio y no caer en el abismo.

 

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

domingo, 14 de enero de 2024

Los rohinyás: los palestinos del Sudeste Asiático

En diciembre pasado, en medio del furor de  los días navideños, una noticia daba cuenta de las protestas en Indonesia, en rechazo a la llegada de refugiados de la etnia rohinyá, a una isla de este país del sudeste asiático. Meses atrás, en el transcurrir del año 2023, otra noticia describía el desastroso impacto que había causado el ciclón Mocha, sobre los miembros de la etnia rohinyá asentados en  el  estado de Rakéin, en Myanmar (Birmania). Y por si fuera poco, en los primeros días de enero de este año 2024, un incendio arrasó con más de mil refugios donde vivían rohinyás, al sudeste de Bangladesh.

Los rohinyás los palestinos del Sudeste Asiático


Esta serie de vicisitudes que durante la última década ha caracterizado la existencia de los rohinyás, da una idea del precario estado en que se encuentra esta étnia bengalí y musulmana,  víctima del realismo geopolítico que practican los diferentes Estados que se han visto salpicados por el drama rohinyá. Razones de carácter demográfico, religioso, étnico y de identidad, se han conjugado para que los rohinyás sean rechazados por todos y en todas partes.

Rechazados por sus hermanos étnicos y religiosos de Pakistán; rechazados por Bangladesh; rechazados y perseguidos por las autoridades políticas y militares de Myanmar (Birmania), con la venia de los monjes budistas, en nombre de la pureza birmana; rechazados por los países musulmanes a donde han tenido que huir y refugiarse, sea en Arabia Saudita, Malasia o Indonesia.

El caso de los rohinyás es similar al de los palestinos, o al de los kurdos, o al de los uigures. Están en medio del fuego cruzado de los intereses de naciones y Estados, que no tienen espacio ya para hacer un huequito donde puedan encajar. Ya estamos completos, dicen, ya no queremos a más nadie.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

lunes, 15 de noviembre de 2021

China y las rutas marítimas del mundo

 En febrero de este año 2021 publiqué en esta página el artículo “Geoestrategia  china: de Pireo a Trieste”, para mostrar un caso de la geostrategia  que ha venido desplegando  la República Popular de China, de control de rutas marítimas y puertos a lo largo y ancho de los  mares del mundo. Y en abril de 2018 me referí a la “Globalización del poder militar de China”, en especial   lo que compete a las fuerzas aéreas y navales. 

 


Con todo su potencial económico y su creciente poderío militar, el gigante asiático se hace a la mar. Las rutas marítimas del mundo abren sus compuertas para darle paso a los barcos, buques y tanqueros que parten desde ---y llegan a--- los puertos de las costas chinas.

El estrecho  de Malaca, que conecta el océano Índico con el mar de China, es una vía muy transitada, la cual será complementada con el futuro canal de Kra, al sur de Tailandia, para encadenar los puertos en las costas de Myanmar (Birmania), Bangladés y Sri Lanka, y seguir rumbo al puerto pakistaní de Gwadar, y adentrarse en aguas del  golfo Pérsico y  el mar Rojo, para cruzar luego el canal de Suez, y acceder al mar Mediterráneo (Europa!!!).

Desembarcando en los puertos de las costas orientales indicas africanas de Mombasa (Kenia), Dar es Salam (Tanzania) y Maputo (Mozambique), conectarán   con la red de ferrocarriles en plena expansión, para penetrar  África toda, hasta llegar a los puertos atlánticos africanos, rumbo a la América del Sur.

Y surcando las aguas del océano Pacífico, con el horizonte puesto  en las costas pacíficas de las Américas, y cruzar el canal de Panamá y el futuro canal de Nicaragua, para complementar las exigentes travesías a través del Ártico, todo ese mundo en el extremos norte del mundo. El fin del mundo.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

viernes, 19 de marzo de 2021

La compleja realidad geopolítica de Birmania (Myanmar)

 

En estos días que corren, de marzo del año 2021, una noticia está  circulando  a escala planetaria, la cual  tiene que ver con los acontecimientos en Birmania (Myanmar), a raíz de la intervención de los militares birmanos, el 1º de febrero pasado, para deponer al gobierno liderado por el Partido Liga Nacional para la Democracia, de la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi.  En términos generales, lo que se sabe es que ha habido un fuerte enfrentamiento entre los militares y la población civil que resiste, con un saldo significativo de muertos y heridos.

 

 

Si damos  una mirada a la región del sudeste asiático, nos conseguimos a un país que tiene una superficie aproximada de 676 mil kilómetros cuadrados, que sirven de asiento a unos 55 millones de habitantes. Este país, conocido como Birmania, y también como Myanmar, tiene fronteras con Bangladés, India, China, Laos y Tailandia, y con la bahía de Bengala y el mar de Andamán. La frontera con China se extiende a lo largo de más de 2 mil kilómetros y, como dato adicional, el gigante asiático es el primer socio económico de Birmania, con una proyección de crecimiento a futuro.

Birmania, cuyo PIB es superior a los 300 millones de dólares, es miembro pleno de la Asociación de Estados del Sudeste Asiático (ASEAN), el foro económico más importante de esta región del mundo, y en su territorio posee valiosos recursos petroleros, gasíferos,  minerales y forestales,  entre otros.

Desde el punto de vista étnico, Birmania se caracteriza por ser un país multiétnico, prevaleciendo la etnia de los bama (birmanos), con casi un 60%  de los habitantes, cuya lengua es la birmana, mientras que desde  el punto de vista religioso,  el budismo, como religión mayoritaria,  es profesada por más del 80% de la población. Todo esto hace recordar una vieja consigna que circula en este país del sudeste asiático: Una nación (Birmania), una lengua (el birmano), una religión (el budismo).

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

 

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