viernes, 29 de enero de 2021

Geopolítica de las vacunas

¿Por qué hablar en este espacio y a comienzos de este año 2021 de geopolítica de las vacunas? Bueno, la respuesta es muy sencilla: el proceso de investigación, producción, distribución y aplicación de la vacuna para neutralizar la pandemia desatada por el Covid-19,  ha generado una intensa dinámica geopolítica. Es decir, ha sido un incentivador de las rivalidades de poder que existen a escala mundial, hemisférica, continental, regional y nacional. 


 

A pesar de que voces como las del Secretario General de la ONU (Antonio Guterres), la del Director General de la OMS (Tedros Adhanom) y la del Papa Francisco, entre otras, han clamado por una justa y oportuna distribución de las diferentes versiones de la vacuna anti-Covid19, la realidad parece  indicar otra cosa. En los tres principales polos de poder donde se han creado y se están produciendo las vacunas, vale decir, Europa-Estados Unidos, Rusia y China, se están haciendo cálculos para determinar cuáles son las estrategias más adecuadas para su distribución, tanto desde el punto de vista del cuándo (tiempo), como desde el punto de vista del dónde (territorio).

El caso es que, la producción y distribución de las diferentes versiones de la vacuna pasa por la  madeja de filtros que existe  en las relaciones de poder. 

  • En primer lugar,  porque entre los tres polos hay una cierta relación de cooperación y competencia al mismo tiempo. 
  • En segundo lugar, porque cada polo tiene alianzas estratégicas específicas con diferentes actores, tanto estatales como no estatales, ubicados en el resto del mundo. 
  • En tercer lugar, porque la pandemia está teniendo un importante impacto adverso en la economía global, de manera más acentuada en algunas regiones, naciones y territorios intranacionales. 

Y finalmente, porque las diferentes versiones de las vacunas son en sí mismas, un arma de presión e incluso de chantaje contra aquellos que las necesitan. Es decir, la pandemia como problema es global, pero su solución no lo es y pasa por el cálculo.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail,com

lunes, 18 de enero de 2021

El difícil tránsito hacia la Unión Económica Euroasiática

La Unión Soviética fue una  unidad geopolítica que  estuvo conformada por 15 repúblicas socialistas federadas, repartidas en una extensión territorial  de 22.400.000 kilómetros cuadrados. Su disolución formal ocurrió entre marzo de 1990 y diciembre de 1991, lo que significó la independencia política de esas 15 repúblicas. 


Comenzaba entonces un nuevo proceso de cara al futuro, para, durante los siguientes años, rearmar ese rompecabezas que explotó hecho pedazos. Rusia, al mando del proceso, tenía la inmensa responsabilidad de llevar a cabo esa ciclópea tarea. ¿Cuánto se ha avanzado? Algunos datos al respecto son aportados por Philippe Conte en su artículo “De  la  CEI  à l’UEE.  Vers  une  intégration  économique  dans  l’espace  postsoviétique ? “ , recientemente publicado en www.diploweb.com.

El primer paso que se dio fue crear en 1991 la Comunidad de Estados Independientes, por parte de 11 de las 15 exrepúblicas soviéticas: Armenia, Azerbaiyán,  Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán. Los tres estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) tomaron rumbo propio y giraron hacia Europa. Georgia, sumida en un conflicto interno, se afilió posteriormente. Como experiencia de reintegración no fue exitosa desde el punto de vista económico. Eso llevó a Bielorrusia, Rusia y Kazajistán a lanzar en 1995 una iniciativa de unión aduanera, a la  cual se afiliaron, al siguiente año,  Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán.

Posteriormente, en el año 2000 se conformó la Comunidad Económica Euroasiática, integrada por Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán, a la cual se sumó luego Uzbekistán. Este organismo estuvo en funciones hasta el año 2014. Por su parte, en paralelo, en el año 2010,  Bielorrusia, Kazajistán y Rusia crearon la Unión Aduanera Euroasiática, que derivó luego, en el año 2012, en el Espacio Económico Euroasiático, como mercado común.

A todas estas, ya con Ucrania cada vez más europeizada y distante del mundo exsoviético, por el  asunto de Crimea como una de las razones,  Bielorrusia, Kazajistán y Rusia se enfilaron hacia la conformación en el año 2015 de la Unión Económica Euroasiática, atrayendo luego  a sus predios a Armenia y Kirguistán, para llegar a comienzos de este año 2021 a representar una unidad geopolítica con una extensión de 20 millones de kilómetros cuadrados, 184 millones de habitantes y un PIB de 1.882 millones de dólares, para rivalizar, y para cooperar al mismo tiempo, con la Unión Europea y con China, para construir el mundo euroasiático del futuro.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

 

 

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