La República Islámica de Irán está en estos días de octubre de 2024 en un momento de punto de inflexión, cuyo desenlace puede significar un paso hacia adelante o varios pasos hacia atrás. Porque se trata de un fuerte pulseo que está sosteniendo, desde el punto de vista militar, con la alianza Israel-Estados Unidos, en medio del creciente conflicto que tiene como epicentro a la Franja de Gaza y que se extiende a Cisjordania, Libano, Siria, Irak y Yemen, con la posibilidad cierta de involucrar a otros países.
Irán está jugando la carta de la disuasión con base en la capacidad de respuesta militar que está mostrando ante la ofensiva desplegada por Israel-Estados Unidos, que amenaza con arrasar con buena parte del Medio Oriente o Asia Occidental. Si Irán logra dar respuestas disuasivas y de contención, habrá dado un paso hacia adelante, pero si es vulnerado con la destrucción de sus instalaciones petroleras y nucleares, habrá retrocedido varios pasos hacia atrás.
De la reafirmación del poder
militar de Irán dependerá en buena medida la estabilidad de toda la región,
tomando en cuenta la posición estratégica que este país tiene. Basta mirar un
mapa para darse cuenta de las implicaciones que los acontecimientos en Irán
tienen para Irak, Turquía, Armenia,
Azerbaiyán, Turkmenistán, Afganistán,
Pakistán, el Mar Caspio, el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán.
Sin duda que el hecho que
representa el punto de inflexión en que
se encuentra Irán, es tal vez de lo más significativo desde el punto de vista
de la dinámica geopolítica mundial. No hay otro escenario en estos momentos que
convoque a una suma de esfuerzos políticos y diplomáticos para evitar que lo
que está ocurriendo en torno a la República Islámica de Irán tenga un desenlace
catastrófico. Tan sencillo como eso.
Por Alfredo Portillo
alportillo12@gmail.com