Al hablar de geopolítica se hace referencia a las rivalidades de poder en el territorio, en las que participan múltiples actores y en diferentes escalas. Las rivalidades a menudo se dirimen haciendo uso de las armas, desde las más sencillas, hasta las más sofisticadas y letales.
Los diferentes grupos humanos procuran, en lo posible,
asegurar su sobrevivencia, en respuesta a las diferentes amenazas que surgen, y
para ello se proveen de armas, bien porque tienen la capacidad de diseñarlas y
fabricarlas, o porque las adquieren en los mercados de armas.
En la actualidad, en estos tiempos que están transcurriendo,
del primer cuarto del siglo XXI, los territorios se llenan cada vez más de
armas, toda vez que nadie se siente seguro, por lo que todos buscan armarse.
Los gastos en armas, para producirlas o para comprarlas, son
cada vez mayores. Los presupuestos, cada vez más, aumentan las partidas
destinadas a las armas. Armas para todo. Para defenderse o para atacar.
Los gobiernos de los diferentes Estados lidian, día tras día,
en dos frentes. En un frente interno, para sofocar las amenazas internas
derivadas de las tensiones sociales y políticas, y para ello hacen uso de armas
de bajo impacto. Mientras que en el frente externo, ante amenazas de
mayor magnitud, el arsenal armamentístico es mucho más variado y potente, que
incluye desde fusiles, tanques, bombas, misiles, hasta armas nucleares de
destrucción masiva.
A diario, los diferentes medios de comunicación tradicionales
y las redes sociales, difunden información sobre desfiles militares,
exposiciones de armas, maniobras militares conjuntas, desarrollo tecnológico en
materia de armas, y cualquier otro acontecimiento vinculado con eso que se
denomina la geopolítica de las armas.
Por Alfredo Portillo
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