viernes, 30 de enero de 2015

La inmigración como problema geopolítico

En 1997 publiqué el pequeño libro “Notas Geopolíticas Contemporáneas”, cuyo contenido es la recopilación de una serie de artículos de opinión que había publicado en algunos diarios regionales y nacionales de Venezuela. Uno de los artículos se titula “La inmigración como problema geopolítico”, el cual mantiene vigencia, dada la realidad geopolítica actual. He aquí la primera parte de su texto:
La inmigración como problema geopolíticoLa cantidad de población de un país varía en función de los que nacen, los que mueren, los que emigran y los que inmigran. En este último caso se habla de la población proveniente de otros países que ingresa (para quedarse) en un territorio nacional. La inmigración, dependiendo del contexto socioeconómico en que se esté, puede ser una necesidad económica (mano de obra especializada o barata) y demográfica (para poblar espacio vacíos), y por lo tanto contribuye al enriquecimiento de una nación. De modo contrario, la inmigración también puede agravar los males que afectan a una sociedad: desempleo, hambre, inseguridad, falta de identidad nacional, etc. Por eso es que el gobierno de un país, como política poblacional, puede estimular o desalentar la inmigración. Lógicamente, para ello requiere conocer apropiadamente los índices y procesos demográficos que se dan sobre su territorio.
Visto lo anterior, se puede hablar entonces de la inmigración como problema geopolítico, ya que la misma tiene que ver con diferentes Estados, fronteras, ciudadanos extranjeros y nacionales, y con la rivalidad que se da por el control de los espacios. En esos espacios se generan disputas por el control de las actividades económicas y por el acceso a los servicios, lo cual contribuye a que sus pobladores adopten ciertas actitudes y tengan determinadas opiniones, lo que en última instancia se puede traducir en opiniones electorales que puedan favorecer a una u otra organización política.
En la actualidad este tema es objeto de estudio en importantes centros de investigación en diferentes partes del mundo. En Europa algunos países están confrontando serios problemas derivados de los inmigrantes. En Alemania, por ejemplo, después de la caída del muro de Berlín, las solicitudes de ingreso presentadas por habitantes de Europa Oriental sobrepasaron las 500.000 en 1992, con lo cual se agrava aún más la ya difícil situación creada por los inmigrantes turcos y kurdos. Eso ha provocado tensiones internas y el fortalecimiento de grupos políticos de extrema derecha. Algo similar ocurre en Francia con los inmigrantes procedentes del norte de África, pero con el adicional de que la prédica islámica fundamentalista contra Occidente, está surtiendo sus efectos en comunidades argelinas y marroquíes asentadas en territorio francés desde hace varios años.

Por Alfredo Portillo

alportillo@ula.ve

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