Recientemente el grupo insurgente
islamista al-Shabaab perpetró un ataque
en un complejo turístico ubicado en las playas de la ciudad de Mogadiscio,
capital de Somalia, en la turbulenta región del Cuerno de África, con un saldo
de por lo menos 20 muertos y numerosos
heridos. Este ataque forma parte de la estrategia insurgente que el grupo al-Shabaab
lleva adelante con el fin de instalar un Estado islámico, donde rija la charía,
en por lo menos la región centro-sur de
Somalia.
Al-Shabaab, cuyo nombre en árabe esHarakat
al Shabaab al Mujahidin, también ha realizado ataques en territorio de Kenya,
en respuesta a la participación de tropas kenyanas en AMISOM (Misión de la
Unión Africana en Somalia). Entre los ataques más sonados están el
realizado en el año 2013 en el centro comercial Nakumatt Westgate, en Nairobi,
la capital de Kenya, y en el año 2015, en la Universidad de Garissa, al noreste
de este país de África oriental.
Las acciones de al-Shabaab deben ser vistas
desde dos puntos de vista: por un lado, en un
contexto geopolítico regional, donde confluyen intereses de países
africanos como Eritrea, Etiopía y Kenya, intereses de los países de la Península
Arábiga, intereses
de potencias occidentales como Estados Unidos y Francia, e intereses de países como Irán y China; y por
otro lado, en lo que significa al-Shabaab como parte de la red yihadista que
sistemáticamente sigue golpeando, cada vez con más precisión, en países de
África, Medio Oriente, sur de Asia y Europa. Un caso, sin duda, al que se le
debe hacer seguimiento.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve
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