martes, 19 de agosto de 2025

Los votos nulos de Evo Morales

El 17 de agosto de este año 2025 se realizaron las elecciones presidenciales y parlamentarias en el Estado Plurinacional de Bolivia. De los resultados de este evento se pueden rescatar y destacar varios aspectos, como ejemplo de lo que son la dinámica política y la dinámica geopolítica.

Los votos nulos de Evo Morales

En primer lugar, la política en su acepción de lucha por el poder, y los políticos, como aquellos que se dedican a la lucha por el poder, para lo cual combinan fundamentalmente vocación y ambición. Y esto es precisamente lo que han mostrado los principales protagonistas de este episodio electoral ocurrido en Bolivia.

Tanto Rodrigo Paz, como Jorge Quiroga, Samuel Doria y Evo Morales, son personajes con vocación de poder y con ambición de poder. Estos rasgos los han caracterizado a lo largo de sus vidas. La búsqueda del poder ha sido su leitmotiv existencial.

Rodrigo Paz no es un improvisado, sino alguien que nació y creció en medio de una familia que ha gobernado en Bolivia. Basta mencionar a Victor Paz Estenssoro y Jaime Paz Zamora. Al igual que Jorge Quiroga, quien fuera presidente de Bolivia entre 2001 y 2002, habiéndose mantenido activo hasta el presente en la lucha política.

Y qué decir de Samuel Doria, con amplia experiencia en funciones de gobierno y empresario exitoso; para cerrar esta cuarteta con Evo Morales, quien gobernó en Bolivia entre 2006 y 2019, y no conforme con eso, se enfrascó en una intensa pugna en el seno del Movimiento Al Socialismo, hasta provocar la fragmentación de esta organización política.

Los bolivianos se preparan ahora para acudir nuevamente a las urnas, el próximo 19 de octubre, para dilucidar, en una segunda vuelta, la presidencia de Bolivia entre Rodrigo Paz y Jorge Quiroga, ante lo cual, el primero pareciera tener más posibilidades, toda vez que Samuel Doria ya se pronunció a su favor, al tiempo que todo el universo alrededor de Evo Morales y el MAS, preferirían impedir que Jorge Quiroga se alce con el triunfo.

Luego vendrán tiempos nuevos para Bolivia, con un parlamento controlado por las huestes de Rodrigo Paz, Jorge Quiroga y Samuel Doria, pero con un Evo Morales con poder de calle a través de las organizaciones sociales de carácter sindical, indígena y campesina. Porque no es casualidad el hecho de que el voto nulo, ante el llamado que hizo Evo Morales, represente la tercera mayor votación, con el 19 % de los votos emitidos, algo así como 1.4 millones de bolivianos que acataron la instrucción dada por el expresidente.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

domingo, 17 de agosto de 2025

La propaganda de guerra como estrategia geopolítica

En la actualidad la geopolítica se entiende como el estudio de las rivalidades de poder en los territorios, tanto a escala planetaria como a escalas continental, nacional, regional y local. Las rivalidades se dan por el interés que tienen diferentes grupos humanos de controlar o dominar los recursos, los mares, las rutas, las poblaciones, y cualquier otro elemento que exista en los territorios o en el espacio geográfico en general.

La propaganda de guerra como estrategia geopolítica

Para el logro de sus objetivos de control y dominio territorial, los grupos humanos se valen de diferentes tipos de estrategias, tanto de carácter económico, como político, jurídico, comunicacional y militar. Dependiendo de los objetivos a lograr y de los contextos en los que se plantean las rivalidades, determinadas estrategias o combinaciones de estrategias pueden resultar las más adecuadas.

En el caso de optar por una estrategia militar principal, apoyarse en una estrategia comunicacional complementaria puede ser de gran ayuda, especialmente en los tiempos modernos, cuando se cuenta con medios de comunicación televisivos, radiales, impresos y electrónicos (redes sociales). La estrategia militar de desarrolla precedida por, y en paralelo con, una campaña de propaganda de guerra. Para esto último se deben observar las siguientes reglas, según lo explica el autor Michel Collon: esconder los intereses, demonizar al enemigo, suprimir la historia y la geografía, y organizar la amnesia.

La primera regla significa esconder los verdaderos intereses por los que se declara una guerra, los cuales por lo general tienen que ver con el control y dominio de los territorios, haciendo aparecer como motivo principal, razones humanitarias o la defensa de los derechos humanos.

La segunda regla implica la demonización del enemigo, a través de la difusión mediática de una mentira que indigne a la opinión pública destinataria de los mensajes, que forman parte de la campaña de propaganda de guerra.

La tercera regla consiste en suprimir o tergiversar el contexto histórico y geográfico donde se está desarrollando la guerra, para evitar una interpretación objetiva por parte de la opinión pública. Por último, la cuarta regla busca borrar de la memoria colectiva otros conflictos bélicos similares, como si no hubieran ocurrido, presentando la nueva guerra como justa y liberadora.

De esta manera, para recordar al geógrafo alemán Federico Ratzel, quien vivió entre la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, se puede decir que “la guerra es la lucha por el espacio”, en la que la comunicación, en este siglo XXI, es una de las armas más poderosas.


Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com


sábado, 9 de agosto de 2025

India y Pakistán: entre el agua y el poder nuclear

Las rivalidades de poder siempre están presentes en los territorios, cualquiera sea su dimensión, como manifestación de la dinámica geopolítica. Son procesos constantes que adquieren determinado grado de intensidad, hasta convertirse en conflictos, muchas veces bélicos. Entonces se vuelven noticias, y ocupan la atención de la opinión pública, tanto de la común, como de la especializada. Surgen entonces los análisis y las predicciones.

India y Pakistán: entre el agua y el poder nuclear


Es el caso de las rivalidades de poder entre India y Pakistán, dos países limítrofes ubicados en el subcontinente indio, conocido en otras épocas como el Indostán. Entre ambos suman más de 4 millones de kilómetros cuadrados, más de 1.600 millones de habitantes y un Producto Interno Bruto que sobrepasa los 13 billones de dólares.

Hace algunas semanas ambos países fueron noticia. Un evento calificado de acción terrorista, perpetrado en la localidad de Pahalgam, en territorio de la Cachemira administrada por la India, se saldó con la muerte de varios ciudadanos indios. Inmediatamente el gobierno de la India acusó al gobierno de Pakistán de haber facilitado la ejecución de tal acto.

De las palabras de acusación y contraacusación, de parte y parte, se pasó a las acciones de carácter bélico. Hubo intercambio de fuego entre tropas indias y pakistaníes en predios de Cachemira. Las tensiones y amenazas de lado y lado aumentaron. El gobierno de la India amenazó con cortar el fluido de las aguas del río Indo, que discurren en sentido norte-sur, a lo largo de Pakistán, desde las montañas de Cachemira, hasta desembocar en el mar Arábigo.

Entonces otra carta entró en el juego. La posibilidad del uso de armas nucleares fue mencionada. El poder nuclear como poder de disuasión, en un contexto en el que ambos países lo poseen. Las tensiones disminuyeron y el cese el fuego se hizo efectivo. Tal vez, en otras circunstancias, los pakistaníes pudieron haberse quedado sin las aguas del Indo.

 

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

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