Recientemente ocurrió un evento electoral en la República de Chile. Se trata de las elecciones primarias para escoger al candidato presidencial que representará, en principio, a las fuerzas oficialistas de centroizquierda. En dicho evento resultó vencedora Janette Jara, militante del Partido Comunista de Chile.
Al mismo tiempo, se revelaron las cifras de las encuestas
que indican las preferencias de los miembros y simpatizantes de las fuerzas del
llamado sector opositor de centroderecha, saliendo favorecido ampliamente el
aspirante José Antonio Kast, militante del Partido Republicano.
Así las cosas, todo indica que en la primera vuelta de las elecciones que se van a realizar el próximo 16 de noviembre, los candidatos Jara y Kast deben resultar los favorecidos, para así avanzar a una segunda vuelta, la cual se realizará el próximo 14 de diciembre.
Ahora bien, pareciera que, a primera vista, en Chile se va
hacia una suerte de polarización derecha-izquierda sin medias tintas,
alimentada por los fantasmas del anticomunismo y del antipinochetismo. Eso se
desprende, en primer lugar, del perfil de los dos candidatos, los cuales serán
adversados, en el caso de Jara, por los anticomunistas, y en el caso de Kast,
por los antipinochetistas.
Da la impresión que Chile, durante los próximos meses, se va
a retrotraer a 1970 y años sucesivos. Los fantasmas del pasado invadirán el
escenario, en medio de una espesa niebla
que impedirá ver la realidad, al tiempo que las ideas y las propuestas serán
opacadas por los prejuicios ideológicos y las reacciones primarias.
Salvador Allende y Augusto Pinochet serán personajes
vivificados durante la campaña electoral de los próximos cuatro meses, bien por
los que los glorifican, o bien por los que los denigran. El Chile allendista y
el Chile pinochetista se cruzarán de nuevo en el camino. Uno de los dos llegará
de nuevo al Palacio de La Moneda.
Por Alfredo Portillo
alportillo12@gmail.com